Los restos del femicida Jorge Neuss y el de su víctima, Silvia Saravia, fueron inhumados ayer martes en el cementerio de la Recoleta.
Por decisión de sus allegados, el asesino y su esposa fueron colocados en la misma bóveda familiar.
El sábado pasado, Neuss mató a su mujer de un tiro en la cabeza y luego se suicidó en el country Martindale.
En la mañana de ayer martes arribó el vehículo con el féretro de Silvia Saravia. El de Jorge Neuss llegó 45 minutos más tarde, a las 10.15. Ambos estaban cubiertos con coronas de flores blancas.
Dos de los hijos del matrimonio, Juan y Patricio Neuss, llegaron cerca de las 11. Visiblemente conmovidos, los hermanos vistieron traje color negro. Todos se juntaron alrededor de una sola foto que mostraba a víctima y victimario.
La causa
Los investigadores del caso, en tanto, analizaban el contenido de los dispositivos electrónicos secuestrados en la casa del matrimonio en busca de pistas sobre el posible móvil del femicidio. Se trata de los teléfonos celulares y computadoras, cuyos mensajes, llamadas y demás contenido quedaron bajo la lupa de los peritos informáticos.
Ya fue descartada la hipótesis de un pacto suicida. En tanto, las dos empleadas domésticas que se encontraban en la vivienda al momento del hecho declararon como testigos ante la fiscal de la causa María José Basiglio, de la UFI de Violencia de Género de Pilar, y recordaron que horas antes de lo ocurrido el empresario había desayunado en su dormitorio, como era "habitual".
Según las fuentes, las testigos contaron que esa mañana la esposa de Neuss, Silvia Saravia (69), había salido de la propiedad ya que tenía "muchas actividades" y que si bien no la vieron salir sí advirtieron cuando regresó y subió a su habitación donde luego ocurrieron los disparos.