La Justicia condenó a prisión perpetua a los hermanastros y pareja Karen Klein y Leandro Acosta, responsables de haber asesinado y calcinado a sus padres, en Manuel Alberti.

El 11 de noviembre el Tribunal Oral 7 de San Isidro había encontrado culpables a ambos jóvenes de haber terminado con la vida de Miryam Esther Kowalczuk (52) y de Ricardo Ignacio Klein (54).

En aquel entonces, el Tribunal, además, había establecido que el crimen se había llevado a cabo con “alevosía”, ya que Ricardo Klein se encontraba durmiendo cuando fue ejecutado de un tiro en la cabeza.

La mujer, quien había salido de la vivienda, fue asesinada al regresar, cuando Acosta le disparó una vez, y luego otras dos más para rematarla, en un siniestro hecho que se registró en una vivienda de la calle Sarratea 2726, de Manuel Alberti.

Los cuerpos fueron descuartizados y puestos en bolsas. Algunos restos, incluso, fueron calcinados.

La defensa de la chica, quien siempre estuvo presente en el momento de los crímenes, pidió la absolución de la joven, al sostener que ella también había sido una víctima “manipulada y obligada” por Acosta a ocultar los asesinatos.

Al final del proceso, la pena solicitada por la fiscal Laura Zyseskind era la de prisión perpetua, quien no solo logró demostrar que la falta de mérito sobre Klein no era aplicable, sino tampoco una supuesta inimputabilidad sobre Acosta, por supuestos problemas mentales.

En los fundamentos del fallo, el Tribunal expuso que Acosta y Klein “tuvieron codominio funcional del hecho”. “Cada uno de ellos tuvo la posibilidad de dirigir, impedir o detener el evento”, señalaron los jueces, y añadieron que el hecho de incinerar y descuartizar los restos respondían a “el cumplimiento del plan criminal de ocultamiento preordenado”.