Domingo, 26 Octubre 2025 18:50

Reconocer los síntomas de un ACV y actuar a tiempo puede salvar vidas

En Argentina unas 120.000 personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV) cada año y cerca de 40.000 mueren por esta causa.

Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del ACV, una jornada impulsada por la World Stroke Organization (WSO) que busca generar conciencia sobre la importancia de la prevención, la detección temprana y el acceso a tratamientos oportunos de esta emergencia médica que es una de las causas más frecuentes de muerte y discapacidad en el país.

En Argentina, organizaciones médicas y sociales se suman a la campaña global con acciones de sensibilización, controles gratuitos y charlas abiertas al público. La consigna es clara y urgente: reconocer los síntomas, actuar sin demora y salvar vidas.

El ACV ocurre cuando el flujo de sangre hacia una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, impidiendo que las neuronas reciban oxígeno y nutrientes. En cuestión de minutos, las células comienzan a dañarse, por lo que reconocer los síntomas y actuar rápido puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Según datos oficiales, se estima que unas 120.000 personas sufren un ACV cada año en nuestro país y alrededor de 40.000 mueren como consecuencia.

Cadena de vida

Existen dos tipos principales de accidente cerebrovascular:

  • Isquémico: es el más frecuente y ocurre cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se obstruye.
  • Hemorrágico: se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo, lo que provoca sangrado dentro o alrededor del cerebro.

“La cadena de vida del ACV es una serie de acciones que deben desarrollarse sin demora desde el inicio de los síntomas hasta la atención especializada. Todo comienza con el reconocimiento de los signos de alarma, continúa con el llamado inmediato al servicio de emergencias y el traslado rápido a un centro de salud con capacidad para diagnóstico y tratamiento”, explicó la doctora Valeria El Haj, directora médica de OSPEDYC.

La especialista recordó que “por cada minuto sin atención, el cerebro pierde cerca de 1,9 millones de neuronas”.

Reconocer las señales

La detección temprana es determinante. “Cuando una persona sufre un ACV, cada segundo cuenta. A veces, la diferencia entre la vida y la muerte —o entre recuperarse y vivir con secuelas— está en que alguien reconozca lo que ocurre y actúe sin dudar”, señaló Ailín Catalá, especialista en comunicación en salud y jefa de Comunicación Institucional de OSPEDYC.

Catalá destacó la importancia de identificar los síntomas más comunes: dificultad para hablar, pérdida repentina de fuerza en un brazo y desviación de la boca. “Son signos que no deben pasar desapercibidos. Si aparecen, hay que llamar de inmediato al servicio de emergencias. Entender que no es ‘ya va a pasar’ es clave. En salud, la información tiene poder”, remarcó.

HaBraSo

En nuestro país se impulsa la campaña “HaBraSo”, una iniciativa que busca concientizar sobre la detección precoz del ACV mediante tres pasos simples:

  • HA (Habla): pedirle a la persona que repita una frase. Si tiene dificultad o no puede hacerlo, es un signo de alerta.
  • BRA (Brazos): pedirle que levante ambos brazos. Si uno de ellos cae o no puede mantenerlos arriba, hay que prestar atención.
  • SO (Sonrisa): pedirle que sonría y observar si la sonrisa es simétrica. Si un lado del rostro se ve caído, puede estar sufriendo un ACV.

Ante cualquiera de estos signos, se debe actuar rápido y buscar ayuda médica de inmediato.

Tratamiento y prevención

“El tratamiento del ACV depende de su tipo”, explicó El Haj. “En el caso del isquémico, el objetivo es restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible mediante medicación trombolítica o procedimientos como la trombectomía mecánica. En el hemorrágico, se busca controlar la presión arterial, reparar el vaso dañado y, si es necesario, drenar el sangrado. La rehabilitación temprana y el acompañamiento de un equipo multidisciplinario son fundamentales para recuperar funciones motoras, cognitivas y del lenguaje”.

La mayoría de los ACV pueden prevenirse mediante el control de los factores de riesgo. La hipertensión, el tabaquismo, el colesterol elevado, la diabetes no controlada, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol o drogas y la apnea del sueño son los principales enemigos de la salud cerebral.

Adoptar una alimentación equilibrada, realizar actividad física regular y asistir a controles médicos periódicos son medidas esenciales para reducir el riesgo.

“Actuar a tiempo salva vidas. Ante cualquier síntoma, no hay que esperar: cada minuto cuenta, y llamar al servicio de emergencias es el primer paso en la cadena de vida del ACV”, concluyó la doctora El Haj. (DIB)

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