Momentos de malestar vivió una familia a la que la grúa municipal le acarreó el auto que había dejado estacionado en un sector de la colectora de la Panamericana ramal Pilar.
Con el crecimiento de comercios, complejos de oficinas entre otros servicios que se fueron instalando a la vera de esa autopista, es habitual que los conductores dejen sus vehículos en colectora.
Sin embargo en este caso, la situación contó con una particularidad: los damnificados habían estacionado al lado de un centro médico al que llegaron con una chica con el tobillo fracturado.
Todo sucedió en la tarde de este viernes. Daniel Waiskopf contó a Pilar de Todos que dos de sus hijos llegaron hasta el centro asistencial, ubicado en el Km 52,5, para que la joven, hermana de los chicos, que estaba lastimada pudiera realizarse estudios.
“Estacionaron al lado del centro médico, en una zona donde los autos lo hacen uno atrás del otro. Sin obstruir ninguna salida. Pero cuando se retiraban, el auto ya no estaba. Primero pensaron que se lo habían robado, pero luego desde un comercio cercano les dijeron que se lo había llevado la grúa”, dijo indignado Waiskopf.
Si bien el hombre se mostró a favor de las multas para quienes estacionan mal, en este caso se quejó porque “los inspectores no usaron el sentido común”.
“Si uno va con el auto a un centro médico porque está enfermo o está trasladando a alguien que necesita atención, después lo va a necesitar. Ni siquiera se tomaron el trabajo de averiguar. En este caso, se está cometiendo una injusticia por no usar el sentido común”, remarcó el vecino quien debió pagar 600 pesos por el acarreo más 2400 de la multa.
Al relato, Waiskopf agregó que su hija lastimada debió esperar varias horas mientras sus hermanos intentaban recuperar el vehículo, algo que no fue tarea sencilla.
“No se lo querían dar porque los papeles están a nombre de mi empresa. Pese a que ellos poseen la cédula azul que los habilita para manejarlo, les tenían el auto retenido y hasta llegaron a decirles que esa cédula es solo válida para Capital Federal”, dijo enojado.
Luego de idas y vueltas y envío de documentación anexa, los jóvenes finalmente recuperaron el rodado.
“Todo esto fue una situación totalmente innecesaria. Soy el primer defensor de respetar las normas y que quien estaciona mal pague las infracciones correspondientes. Pero también hay que usar el sentido común. Si un auto está en la puerta de un sanatorio, tienen que pensar mínimamente en que alguien necesita atención médica”, explicó el Waiskopf.
Al mismo tiempo, consideró la necesidad de que en la zona haya agentes de tránsito. “Si es con fines educativos, está perfecto y lo apoyo. A la gente hay que educarla. No tiene que haber perdón para los que bloquean rampas o garajes. Pero después, insisto, hay que usar el sentido común. Y más en las inmediaciones de un sanatorio”, concluyó.