Martes, 15 Noviembre 2022 21:06

Condenan a perpetua a un sepulturero por matar a su madre en Pilar

Gustavo Guzmán terminó con la vida de su madre con el objeto de cobrar la jubilación. Pese a que no se halló el cuerpo de la víctima, la Justicia lo condenó.

Un sepulturero fue condenado a prisión perpetua por asesinar a su madre y hacer desaparecer su cuerpo para cobrar su jubilación, en un caso ocurrido en enero de 2019 en Pilar y calificado como homicidio pese a que aún no se halló el cadáver, informaron fuentes judiciales.

Se trata de Gustavo Fabián Guzmán (52), quien fue encontrado culpable del delito de “homicidio calificado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”, en perjuicio de Inés Ester Ríos (71).

Voceros judiciales informaron a Télam que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de San Isidro, conformado por los jueces María Coelho, Alberto Gaig y Alejandro Lago, en un fallo unánime sentenció a Guzmán a la pena máxima por el crimen de su madre, pese a que al día de hoy no fue encontrado el cadáver de la víctima.

Para la Justicia el crimen ocurrió el 1 de enero de 2019, después de las 20 y, de acuerdo al requerimiento de elevación a juicio formulada por el fiscal de instrucción Gonzalo Acosta, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Conexos a la Trata de Personas de San Isidro, Guzmán asesinó a su madre e inventó distintas excusas para justificar su ausencia, para quedarse con la casa donde convivía con ella en la calle Manzone y De la Cárcova, de la localidad de Villa Rosa y para cobrar su jubilación.

Guzmán se convirtió en sospechoso desde el inicio, no solo porque se escapó -e incluso abandonó a una concubina-, cuando supo que había una denuncia por el paradero de su madre, sino también por las múltiples y contradictorias versiones que dio sobre el paradero de la mujer.

Según consta en el expediente al que tuvo acceso la agencia estatal Télam, a una hermana le dijo que Inés se había ido de visita a lo de una hermana de ella; a una tía, le contó que se había ido de paseo “al norte o al sur”; a un vecino, que estaba en el centro de jubilados y no sabía si se había ido de viaje; a un cuñado, que se había ido a Escobar; y a otro familiar, que había ido a Campana a visitar a un hermano que le habían amputado una pierna, algo que se verificó era falso.

Además, el fiscal Acosta determinó que, unos 15 días antes de desaparecer, Guzmán había mudado a la casa de Villa Rosa a una pareja suya con sus hijos, algo a lo que, según el entorno de la propia víctima, Ríos no hubiera accedido.

Esa mujer también declaró que nunca había visto a la madre de Guzmán y él le había dicho que “estaba de viaje”.

La última persona que vio a Ríos con vida fue un vecino que declaró que dialogó con ella el 1 de enero de 2019, luego de que él sufriera un hecho de inseguridad en el que Guzmán había ayudado con un machete a detener al delincuente que había entrado a robarle a su casa, razón por la que el ahora condenado tuvo que ir a declarar a la comisaría en aquel momento.

Este testigo dijo que a partir de ese día, a Ríos no la vio más y a Guzmán lo vio usar el celular de su madre con la excusa de que estaba gastando el “pack de mensajes” que tenía la línea.

Otros vecinos declararon que solían ver a Guzmán con el machete y una de sus hermanas lo describió en el expediente como un hombre “adicto a los estupefacientes, violento, mentiroso, que conocía de armas y decía que las tenía y que sabía hacer pozos porque había trabajado en un cementerio”, como sepulturero.

Ríos solía ir a cobrar en persona su jubilación y aunque en los últimos tiempos la solía acompañar su hijo, ella nunca dejaba de ir.

Pero el fiscal Acosta logró averiguar que los 12.700 pesos del haber jubilatorio correspondiente a enero, febrero y marzo de 2019, los fue a cobrar Guzmán sin su madre y que ya a partir de abril de ese año no pudo volver a percibirlo porque se había vencido el certificado de supervivencia de la mujer.

Los investigadores judiciales también destacaron que en el allanamiento a la vivienda de la víctima no sólo se encontró el celular de Ríos que según testigos usó su hijo en los días posteriores, sino también elementos de carácter íntimo como su dentadura postiza y su reloj de los que no se desprendería en caso de estar con vida.

Guzmán desapareció desde el 19 de abril de 2019 cuando decidió abandonar la casa de Villa Rosa donde convivía con su madre luego de ser interrogado por la Policía, a partir de la denuncia que una de sus hermanas formuló por la desaparición de Ríos.

Con el avance de la investigación, el juez de Garantías 7 de Pilar, Walter Saettone, ordenó su detención en 21 de noviembre de 2019 y finalmente Guzmán fue capturado el 18 de mayo de 2020 por detectives del Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina (PFA) en un domicilio de la calle México 2300, en el barrio porteño de San Cristóbal.

 

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