Adriana Ibarra fue hasta septiembre del año pasado titular del jardín 924 de Monterrey, Derqui. Pero fue trasladada, junto a otras maestras, para resguardarlas de un grupo enardecidos de padres que habían denunciado que una pequeña de 4 años había sido abusada en el lugar.
Los familiares de niños que allí concurren no solo atacaron el jardín, sino también el destacamento policial de la zona.
La pequeña habría sido agredida sexualmente, según denunció su madre, Verónica Aguirre, por una maestra suplente de educación física.
Pero a más de un año, la causa casi no avanzó, y ahora Ibarra denuncia que fue agredida por la propia madre de la menor.
“El martes 5 de septiembre luego de regresar a Presidente Derqui desde San Miguel, donde curso la Licenciatura de Trabajo Social, aproximadamente a las 20.30 hs. llegué a la estación, y ya que debía comprarle una medicación a mi hijo, que debe tomar diariamente, me dirigí a la farmacia Álvarez, en donde habitualmente realizo la compra. Ingresé normalmente al local, saqué número y esperé a ser atendida. (…) Mientras continuaba con la compra y hablando con la empleada en la caja, seguía de espaldas a la puerta, siento que me tiran del cabello sacudiéndome con fuerza y no entendía nada. Cuando pude darme vuelta, atontada, veo quién es la mujer que me ataca: Es la madre que realizó la denuncia contra la profesora de educación física del jardín 924, Dr. Albert Bruce Sabin, el día 16 de agosto de 2016, que derivó en los incidentes y ataque al establecimiento educativo y del destacamento policial días después, el 26 agosto, donde se me amenazó de muerte y que me iban a quemar ni domicilio entre otras amenazas, lo que generó una orden de resguardo y traslado de establecimiento educativo”, relató Ibarra al sitio Pilardeopinion.com.
En contacto con Pilar de Todos, Ibarra se mostró sumamente afectada por la situación, aseguró que ella no encubrió a nadie, y que de hecho al enterarse por parte de la madre del presunto abuso se activaron todos los protocolos pertinentes.
“Hicimos siempre lo que nos correspondía. La maestra de educación física fue luego desafectada porque era suplente, mientras que a nosotros nos trasladaron a otro lugar. De la causa no sabemos absolutamente nada, jamás nos llamaron a declarar, y tuvimos que salir del jardín en agosto del año pasado en patrulleros, como si fuéramos responsables y delincuentes”; contó Ibarra.
“No descarto que la mujer me haya estado siguiendo para agredirme. Ya otras veces me la he cruzado en Derqui, pero no pasó nada. Ella (por la mamá) dice que yo acusé a su marido, cuando no es real”, añadió.
Ibarra relató que la mujer mientras la golpeaba gritaba ‘acá está esta hija de puta, vos encubriste a la profesora’ y el marido le decía ‘violadora’.
“Pedía que llamaron a la Policía y cuando esta vino hice la denuncia. Pedí una perimetral, porque tengo miedo de lo que me pueda pasar, pero en las fiscalías me dicen que al no ser un familiar la persona que me agredió, no se puede hacer nada. Me dijeron además que me consiga un abogado, pero no puedo pagármelo. Tengo un hijo discapacitado, y mucho miedo de lo que nos pueda pasar. Jamás encubrimos a nadie, pero el Estado y Educación no nos dan apoyo, nos han abandonado, y de hecho nos dicen que renunciemos. Yo soy maestra jardinera, estuve 10 años frente al 924, y si bien no quiero volver a ese establecimiento, sí quiero retornar a mi trabajo. Pero en este contexto de abandono, no podemos. De la causa no sabemos nada, se nos aisló de todo lo que ocurría. Queremos que se sepa la verdad de lo que ocurrió hace más de un año, y a su vez poder caminar en paz por la calle, y para eso necesitamos que las autoridades nos den protección”, concluyó Ibarra.