Este 26 de agosto se celebra el Día Nacional del Vacunador y la Vacunadora, una fecha que por segundo año consecutivo cobra aún más relevancia por el importante rol que desempeña cada uno de ellos para sumar fuerzas en la lucha contra la pandemia de coronavirus.
Una de esas luchadoras es Carolina Salazar. Ella tiene 25 años, es de Presidente Derqui y todos los días aplica dosis anticovid en el vacunatorio del Km 46 de la Panamericana.
Carolina es estudiante de enfermería y en una entrevista que concedió al programa Agenda Propia de FM Estudio 2 (105.9) cuenta que no lo dudó cuando se abrió la convocatoria que los buscaba para capacitarlos y conformar el staff para la campaña más importante de la historia.
Decidida, y con el apoyo de sus compañeros y compañeras, dice que nunca tuvo miedo en relación a la exposición permanente y a la posibilidad de contagiarse y que, por el contrario, lo que tuvo “fueron ganas de actuar, aportar algo en este contexto”.
“Me motivó la posibilidad de aportar algo en este contexto a partir de lo que yo sabía para sumar y poder ayudar a las personas a prevenir este virus. Para mí era fundamental poder estar ayudando en este contexto, así que no lo dudé; apenas se dio la posibilidad me inscribí y acá estoy orgullosa de poder pertenecer a esta campaña histórica”, dice en un parate de su ardua mañana laboral en el vacunatorio.
Carolina se levanta todos los días a las 6.30 y sale desde Derqui hacia su puesto de trabajo para el que debe tomar dos colectivos. Llega a las 8 y de inmediato prepara todo su material y organiza su box para empezar a recibir pacientes a partir de las 9.
Con cada uno, cuenta Carolina, entabla una charla donde evacúa dudas y brinda información sobre posibles síntomas y los cuidados que debe tener cada persona después de recibir las dosis.
Habla sobre la vacuna de cada laboratorio, despeja dudas sobre la combinación de dosis con adultos y también dialoga con las y los adolescentes que se están acercando a vacunarse.
Admite que ahora “hay dudas en la gente por las combinaciones de la vacuna de Sputnik con Moderna, de Sputnik con Astrazeneca” por lo que su labor apunta también a llevar tranquilidad a cada paciente.
“Ha aumentado la incertidumbre por eso tratamos de explicarle a la gente que la combinación está aprobada científicamente. Igualmente la decisión está en el paciente: si no quiere, puede cancelar el turno y se le vuelve a reasignar”, comenta Carolina, quien repite ese procedimiento con cada dosis que va a aplicar: “Unas 80 o 90 personas por box”, calcula.
Carolina sabe que, debido al ritmo de llegada de vacunas al país, a ella le esperan “días movidos”. Aun así los califica como “lindas jornadas”.
En el vacunatorio, dice, se vive un buen clima de trabajo donde predomina la alegría.
“Desde la entrada ya te reciben con amor, con una alegría que se transmite y, a medida que vas pasando por todas las postas, también te transmiten eso. Se sienten muchas buenas vibras, tanto de los pacientes como del personal de salud. No va a haber un momento que sientas malestar en este lugar. Venimos con muchas ganas de trabajar y la gente con ganas de vacunarse lo que hace una combinación que te llena”, expresa la joven vacunadora.
Carolina, admite que aún no es demasiado consciente de la magnitud del rol que ocupan en la lucha contra la pandemia. No encuentra palabras para describir sus sentimientos y eso ya dice mucho.
“No tiene descripción. Es la satisfacción del deber cumplido”, cierra.