La llamada se corta repentinamente. Entra un mensaje de texto avisando que alguien se quiere comunicar con nosotros, pero jamás nos sonó el teléfono. Tener internet en el celular es casi misión imposible, y ni hablar de la alta velocidad, el famoso 4G, exclusivo de algunos pocos.
Esa es la realidad que viven miles de pilarenses a lo largo y ancho de todo el distrito, literalmente incomunicados si se habla de telefonía móvil.
Pero no es casual. Responde al meteórico crecimiento poblacional que experimentó Pilar, que hoy tiene gente viviendo en zonas en donde hace un par de lustros eran campos.
Pero a su vez, costó, y cuesta, adecuar la instalación de más antenas de telefonía celular, las responsables de darnos cobertura, al tiempo que se cuida el medio ambiente y sobre todo la salud.
Es que si bien los especialistas no logran ponerse de acuerdo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó desde hace años que las antenas se instalen en zonas poco pobladas, por el potencial riesgo de la emisión de ondas electromagnéticas sobre las personas.
Sin embargo, esa disposición, aseguran las empresas y los gobiernos, se refería a las viejas antenas, las que poseían mayor potencia, e insisten en que las actuales, de hasta 30 metros de altura, no representan peligro para la población.
En ese marco, se aprobó semanas atrás una nueva ordenanza en el Concejo Deliberante que autoriza que las estructuras se puedan erigir en zonas urbanas, antes estaban obligadas a hacerlo en áreas rurales o industriales, aunque el festival de excepciones a esa normativa hizo que decenas de ellas se instalen en zonas prohibidas.
Ahora, con la nueva legislación lista, y con la promesa de “ser estrictos en los controles ambientales y de salud”, el gobierno espera que las prestadoras comiencen a invertir.
Según el Subsecretario de Gobierno Electrónico y TICs de la Comuna, Ezequiel Abuelafia, todo el distrito necesitaría, como mínimo, unas 30 antenas de telefonía celular más, para dotar de una cobertura digna a los usuarios.
“Esperamos en los próximos meses los expedientes de tramitación de las empresas para que hagan las inversiones. De base, aunque depende del tipo de antena que se coloque, se necesitan unas 30 antenas de telefonía celular más para darle cobertura de voz y datos de alta velocidad, 4G, a todo el distrito”, señaló Abuelafia en contacto con Pilar de Todos.
El número final de estructuras dependerá del tipo que se elija. Algunas emiten con más fuerza, pero son más grandes, y otras, las más pequeñas, se pueden incluso mimetizar con luminarias, pero trabajan con poca fuerza.
“Hay distintos tipos de antenas; por ejemplo algunas son de entre 12 y 16 metros de alto, emiten con menos potencia, pero a su vez cubren un máximo de un kilómetro a la redonda, por lo que hay que instalar más de ese tipo. Luego hay antenas de hasta 30 metros, con las que se cubre un radio de 4 kilómetros, pero tienen un impacto visual más grande y reúnen más quejas de los vecinos. Hay zonas del distrito en donde no solo no hay señal de datos, sino que ni siquiera de voz, no se pueden hacer llamadas. Además de los ‘pozos de conectividad’, áreas en donde la cobertura es inexistente, como nos pasa en varias áreas, una de ellas cercana al Hospital Falcón de Del Viso, donde a veces los médicos no pueden utilizar sus celulares”, señaló Abuelafia.
Celulares que apenas tienen una “liñita” de señal, conexiones a internet imposibles de lograr, y llamadas de voz que siempre terminan con un “¡Bancame, te llamo más tarde, que no te escucho!”, prometen ser en poco tiempo un mal recuerdo.
Conjugar el crecimiento, la conectividad, con el cuidado del medio ambiente y de la salud, es, de todos modos, el desafío más grande.