Por el mal estado de las calles, dos líneas de colectivos dejaron de pasar por un barrio de la localidad de Zelaya, lo que provocó que sus habitantes quedaran prácticamente "aislados".
Se trata de las líneas 276 y 520 que transitaban por las calles Brown y Patricios, las principales que comunican con el casco céntrico de la localidad, transportes que los vecinos utilizaban para llegar a sus trabajos, realizar compras y enviar a los chicos a las escuelas.
Pero la falta de mantenimiento, que ya venía provocando la aparición de profundos baches, sumado a la última lluvia creó un combo que atentó contra la movilidad de los habitantes de la zona.
“Nos dejaron sin colectivos y a esta altura ya es una situación trágica para aquellos que no tienen auto y se manejan solo con el transporte público. Porque ahora hay que caminar más de 20 cuadras en el barro para poder acceder al ómnibus”, relató a Pilar de Todos una de las vecinas damnificadas.
Según contaron, la zona afectada es el conocido "Camino a la Virgen", que ahora no cuenta con las unidades que, por lo peligroso de las arterias, definieron cambiar el recorrido y pasar por el interior de la urbanización Pilar del Este.
“Las calles que usaban los colectivos eran de asfalto. Pero como no hubo mantenimiento, todo se fue deteriorando. Tampoco hubo plan de bacheo. En 2016, quisieron nivelar la calle Patricios y entonces levantaron el asfalto. Pero al día de hoy todo barro y pozos muy profundos que van de punta a punta de la calle. Incluso, caminando es dificultoso pasar”, relataron los vecinos de la zona.
Incluso, el pasado domingo, con la lluvia, un colectivo patinó y quedó atravesado en el medio de la calle.
Y después de esa situación, desde las empresas decidieron no transitar más, porque lo consideran peligroso.
“Son muchos los vecinos que quedan a la deriva. Hay chicos sin ir a la escuela, estudiantes que van a la Facultad que no pueden hacerlo, y hasta gente que no puede ir a sus trabajos. Todos los que no tienen auto, no se pueden movilizar, estamos aislados”, alertó Denise, una de las habitantes de la zona.
Frente a ese panorama, la vida diaria de los habitantes y usuarios del transporte público se volvió caótica. Esperan que los reclamos lleguen hasta las autoridades y así se gestionen los arreglos necesarios para poder dejar de vivir aislados.