Ana, María y Miguel Fernández son los hermanos de Romina, la mujer de 30 años que falleció en el Hospital Sanguinetti, donde había llegado con un aborto incompleto.
Entrevistados por la periodista Marta Dillon, de Página 12, dieron detalles de todo lo que atravesó su hermana que ingresó al nosocomio el pasado 8 de agosto y falleció días después, tras una infección.
Hubo críticas a la atención recibida, porque la familia de Romina entiende que "podrían haberla salvado". Señalaron que les negaron la historia clínica y apuntaron que la chica refirió en varias oportunidades fuertes dolores en el pecho a los que no habría recibido respuesta por parte de los profesionales.
De hecho, según el relato, Romina había evolucionado bien hasta el pasado sábado, cuando se descompensó por una infección en los pulmones que de inmediato tomó los riñones y terminó en un shock séptico.
–¿Querés que te diga lo que yo pienso? -dice Miguel en la nota publicada por el matutino. "Se murió porque era pobre. Porque los pobres no existimos, si hubiera tenido obra social se hubieran preocupado en revisarla, pero a los pobres ni nos miran. Yo también estaba en contra del aborto, hasta ahora".
Romina había llegado con un aborto incompleto al hospital Sanguinetti, el mismo 8 de agosto en que en el Congreso se debatía el proyecto para que el aborto fuera legal.
Romina tenía cuatro hijas, fue la segunda muerte que se conoció en los cinco días siguientes al rechazo a ese proyecto de ley.
–Romina estaba tan bien la primera noche de internación que estuvimos jugando, nos sacamos unas fotos, yo le dije que la iba a escrachar de que estaba ahí internada, pero en chiste. Ella era de por sí muy tímida, pero esa noche estaba locuaz, como aliviada-, comentó Ana en la nota de Página 12.
–¿Pudiste preguntarle cómo se había hecho el aborto?
–Le pregunté qué había hecho y me dijo: “Me lo saqué”. Y nada más. Y yo no seguí. Ahora pienso que ella no habló más porque en la tele del cuarto estaban pasando las discusiones en el Senado y ella escuchaba las cosas que se estaban diciendo y se quiso quedar callada. Porque la gente juzga sin saber, yo vi las redes sociales, las cosas que dicen de las mujeres que abortaron. Y no les importa que estén muertas.
–¿Vos todavía pensabas que estaba mal lo que había hecho?
–Yo la entendía aunque no compartía, ahora la entiendo más aun. Es una decisión de una, hay que saber eso. Y su cabeza, me la imagino. Porque tenía mucha carga emocional. Se había separado hacía poco del papá de Azul, la más chiquita, que tiene 2 años y pasó casi todo julio internada por neumonía. Mi hermana siempre con ella. Además nosotros perdimos a otro hermano y para ella fue muy duro, se deprimió mucho.
–Y tenía ya cuatro hijas.
–¡Claro! Y no es que te ayudan, eh. Porque yo también tengo cuatro nenes. Y cuando tuve el tercero me quise ligar las trompas y no me lo hicieron, no me lo quisieron hacer. Recién en el cuarto, como ya sabía que iba a cesárea, logré que me las ligaran. Y eso es porque soy pobre, si hubiera tenido obra social me la hacían porque facturan, estoy segura.
Luego, fue el turno de los pormenores de la atención que recibió Romina en el Sanguinetti.
–Yo llegué ese miércoles dos horas después de Romina. Mi mamá sabía que estaba embarazada pero no dijo nada. Pero cuando la vio que estaba con un poco de fiebre y mareada y escuchó que “le había venido” la mandó al hospital de inmediato, qué vergüenza ni vergüenza. Nosotros no tenemos vergüenza.
–¿Y cómo estaba tu hermana?
–Ella estaba bien, con ropa de cirugía, me dijo de nuevo lo de que le dolía el hígado, como había dicho en la casa de mi mamá, pero lo vi al médico y ahí comprobé que le habían hecho un legrado. Él me preguntó si sabía cómo se lo había hecho y le dije que me acaba de enterar, pero no me creía, me preguntó de cuánto estaba ¡y yo no sabía! Pero él me trataba como si le estuviera mintiendo, me dijo: “Acá vienen muriéndose y no te dicen que se hicieron un aborto”. De todos modos me explicó que había salido todo bien pero que me tenía que quedar para controlar si esa noche tenía fiebre. Y no tuvo, nada. Pero ya desde esa noche decía que le dolía el pecho, yo me iba temprano a trabajar y volvía a la noche, así que no estaba cuando hacían la ronda médica. Y el jueves cuando volví, Romi me contó que no le habían dado bola al dolor del pecho. Esa noche ella se quejó mucho, le costaba respirar y no saturaba bien, eso decía la enfermera, por eso a las diez de la noche llamó a la médica que recién llegó a las 5 de la mañana. Y así, sin tocarla siquiera, dijo que era la vesícula, que eran cólicos, que le pusieran no sé que más, era como un cóctel lo que le pusieron en el suero. Y por suerte se durmió, pero se despertaba siempre con el mismo dolor.
–¿Le hicieron algún análisis posterior?
–Sólo de glóbulos blancos, pero ni siquiera me decían cómo había salido. Nadie la revisó por ese dolor. Ya el viernes ella se quejaba mucho y empezó a respirar mal. También había hecho orina muy oscura, como jugo de naranja, pero la enfermera la vio y me dijo “tirala”. Las enfermeras se preocupaban por ella, pero no son médicas. Y las de la ronda sólo te decían de la parte ginecológica. Ese viernes esperó mi hermana María el parte médico y le dijeron que estaba todo bien y que el sábado ya le iban a dar el alta. Pero la noche del viernes empezó a sentirse muy mal, durmió dos horas y a las cuatro de la mañana se despertó mal, con ese dolor del pecho, a respirar mal. Le habían sacado el tubo de oxígeno porque lo necesitaba otra persona. Lo volvieron a traer pero enseguida se descompensó y ya saturaba a menos de 87, después de un rato de oxígeno sólo llegaba a 90. Entonces la enfermera llamó y ahí empezaron a venir los médicos, rápido.
Luego de eso, Romina terminó intubada y en coma farmacológico.
–Yo no entendía nada, cómo mi hermana había pasado a estar así cuando antes ni la habían mirado. Cuando pregunté por qué habían dicho eso de la vesícula me dijeron: “Eso ya pasó, ahora lo importante es tu hermana”. Me dijeron que pase a verla si quería y ni siquiera la reconocí, para mí no era, estaba hinchada, gigante, los ojos vidriosos, el pelo lleno de rulos. Esa no es, le dije al médico, pero él cerró los ojos y dijo: “Sí, esa es Romina y ahora necesitamos un milagro”, completó la hermana de la víctima.
En terapia intensiva le conectaron un catéter en los riñones; ya había atravesado un paro cardíaco y habían tardado diez minutos en sacarla del paro.
Al otro día, les avisaron que Romina había fallecido y los llevaron a la morgue.
"Si yo tengo que decir por qué murió Romina, te digo que es porque la juzgaron, porque dijeron “esta se hizo un aborto, dejala”, y no les importó nada más, estoy segura", agregó Ana.
–Cuando falleció, pedí que me dieran la historia clínica, quería saber todo lo que habían hecho –agrega Miguel–. Y no me la quisieron dar, eso no está bien. Enseguida nos dieron el cuerpo. Nosotros al principio no pensamos, la velamos, la enterramos el lunes. Después del shock nos empezamos a dar cuenta de que no estaba bien lo que había pasado. Si del aborto había salido bien, ¿por qué no controlaron todo? Nadie se preocupó hasta que no salió en los medios. Hasta vinieron a pedir el teléfono para el intendente (Nicolás Ducoté, de Cambiemos), porque enseguida nos llamó, para nada –agregó.
"Ese mismo día llama la fiscal, Valeria Oyola, de la fiscalía 2 de Pilar. Me dijo que me quería contener, que fuera al día siguiente a la fiscalía que quería hablar conmigo. Pero nos tuvo siete horas esperando y apenas si nos saludó. Me da bronca porque te ven pobre y hablan adelante tuyo como si no existieras, como si hablaran en otro idioma. Me tendría que haber puesto un trajecito para que creyeran que tengo plata", completó Ana.
–Ana, ¿vos por qué crees que falleció tu hermana?
–Yo creo que a ella la juzgaron. Que dijeron, “esta se hizo un aborto, dejala”. Y ni siquiera la miraron, era solamente una que se hizo un aborto. Ahora yo también pienso que si hubiera salido la ley sería distinto, que no habría tanto maltrato. ¡Cómo pueden juzgar sin saber! No están pensando en la familia, en las hijas, nos están juzgando a nosotros también. Es la decisión de una, ahora yo entiendo que es la decisión de una. Se van dos vidas, como dicen algunos, pero se van dos porque hay gente juzgando, porque sino, no las dejarían morir.